Una de las especificaciones clave a la hora de buscar un monitor, ya sea para contenidos o para juegos, es su frecuencia de refresco. La frecuencia de refresco de un monitor se expresa en hercios (Hz), que indican cuántas veces por segundo se refresca la pantalla.
Los monitores de consumo modernos admiten como mínimo 60 Hz, lo que significa que la pantalla se actualiza 60 veces en un segundo, permitiendo una reproducción fluida de la mayoría de los contenidos multimedia que se encuentran habitualmente en Internet.
Para los juegos, se considera que 60 Hz es un buen comienzo y, aunque puede ser aceptable para la mayoría de las experiencias de juego, los títulos más competitivos pueden beneficiarse de un monitor y un sistema que admitan frecuencias de actualización superiores, como 165 Hz o incluso 240 Hz.
Para asegurarte de que tu monitor funciona a la frecuencia de refresco máxima admitida. Ve a los controles del controlador de tu tarjeta gráfica y comprueba los ajustes de resolución. Aquí podrás asignar una resolución (te recomendamos que utilices la resolución nativa) y aplicar la frecuencia de actualización máxima admitida. Ten en cuenta que es posible que también tengas que activar la frecuencia de actualización más alta a través de la configuración OSD de tu monitor.
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